LO QUE ES BASURA PARA MÍ, PUEDE SER ORO PARA TI

Proyecto de Fin de Carrera de Arquitectura. Universidad Europea de Madrid, Julio de 2012. Autor: Guillermo Trapiello

Resolución plantea un nuevo centro de reparaciones para el barrio madrileño de Tetuán como respuesta a la incipiente necesidad de reparar-repensar todos aquellos dispositivos rotos, obsoletos o que estén pendientes de actualización.

Actualmente nos encontramos frente a una paradoja cuyas consecuencias son aún difíciles de cuantificar; en efecto, cuando por un lado se dispone de la capacidad tecnológica de fabricar productos duraderos, necesitamos adaptarnos al cambio permanente de las tecnologías. Esta situación implica la continua sustitución de equipos que, por carecer con frecuencia de mercados de segunda mano, genera ingentes cantidades de residuos, con la problemática medioambiental que esto supone.

Resolución = Aprender + Reparar + Producir + Convivir (heterotopía)



El proyecto se gesta en El Rastro de Madrid.
En invierno de 2010, apareció en uno de los puestos ilegales de la calle Arniches, una enciclopedia ilustrada que cuenta, con todo lujo de detalles, el utillaje y los procesos productivos de los oficios profesionales de los años treinta. Nos adentramos en un mundo lleno de detalles, a una escala mínima, la de las herramientas, la de las manos. Es desde ese punto de partida donde se desarrolla el diseño de los espacios y la relación entre los distintos procesos, de dentro hacia fuera, de lo particular a lo general.
Aquella guía pedagógica se transformaría poco después en un enunciado nuevo para el Proyecto de Fin de Carrera: un centro de enseñanza basado en el modelo de Escuelas Taller y Casas de Oficio, centro que más adelante, incorporaría la idea de dispositivo de reparaciones (desde parcheo de ropa vieja hasta reparaciones de electrodomésticos).




En ciudades como Tokyo, debido a una laxa normativa en lo relativo a la yuxtaposición de usos, emergen de manera espontánea nuevas tipologías (difíciles de clasificar) que concilian los usos productivos, comerciales y residenciales de una manera audaz, dando lugar a situaciones de lo más pintorescas y excitantes. Han producido una nueva estética creativa de adaptación, y puede decirse, que son la quintaesencia de Tokyo.
La incorporación de la industria en el tejido urbano con tanta naturalidad, ha sido la clave para la recuperación económica en países como Japón, donde la maestría en determinados oficios se mira desde el respeto y la admiración.
Vivimos en una sociedad en la que poco a poco, se empieza a comprender que el trabajo manual y el "Do it yourself" son valores en sí mismos y no tanto interrupciones en nuestras dinámicas vitales.






Paradójicamente, en las ciudades españolas los usos considerados como industriales (base fundamental para la formación profesional), han sido desplazados a la periferia social y geográfica, no se consideran como equipamientos, todo lo contrario: representan una influencia negativa para la vida en la ciudad. Si bien es verdad, que dichos usos están asociados a todo tipo de contaminación, está demostrado que, cumpliendo con ciertas normas de convivencia (acondicionamiento + gestión responsable de residuos), la conciliación entre industria y ciudad es posible.







La propuesta se construye gracias a la adquisición de chollos.
Producto de la crisis financiera, infinidad de empresas dedicadas a la construcción se ven forzadas a entrar en concurso de acreedores y, en muchos de estos casos, se subastan sus bienes para hacerse cargo de las deudas, como es el caso de la constructora DHO, que el 4 de febrero de 2010, subasta todos sus activos de maquinaria y construcción a unos precios de salida con descuentos de hasta el 90% respecto a su valor de mercado.
Resulta insólito todo lo que uno puede llegar a encontrar en una de estas subastas; desde montañas rusas tasadas por su peso, hasta maquinaria industrial sin estrenar a un 20% de su valor de mercado, pues eso, chollos.


Múltiples listas de herramientas, máquinas y artilugios se compilan en un principio, con un mero fin documental, pero estratégicamente, pasan a ser elementos constructivos, entendiendo el ejercicio arquitectónico como amueblamiento a distintas escalas. Estos catálogos de elementos constructivos estarán formados por: trozos de grúas (puentes), andamios (fachadas), neumáticos (mobiliario), cartéles de carretera (soportes publicitarios-informativos), atracciones de feria (espacio público) , carrocerías (acabados), poleas industriales (mecanismos domóticos), tolvas (lucernarios)...




...se empieza a comprender que el trabajo manual y el "Do it yourself" son valores en sí mismos y no tanto labores serviles. Trabajar con las manos alimenta la curiosidad y, además, puede ser una actividad de lo más excitante.